Hoy me he encontrado con varios amigos. El primero, a mediodía. Saliendo de la oficina me he topado de bruces con un amigo del colegio a quien no veía desde hace varios años. Las prisas mandaban (ya se sabe, en este mundo siempre con prisas) así que un breve "hombre-qué-tal-cuánto-tiempo" y me ha dejado su tarjeta de visita. Un día de estos le llamaré y quedaremos a ver qué ha sido de nuestas vidas. Casi nada.
Más tarde, por la noche, de nuevo al salir de la oficina, en el bar dónde solíamos pasar las tardes y echar nuestas partidas de mus, más amigos a los que hace años que no veía. Amigos de juventud más que de infancia. Primero una de ellas con su novio; charrada y café. Más adelante se presenta otra; sorpresa y alegría. Gente con la que no coincidía durante más tiempo del que me hubiera gustado. Y corriendo otra vez a casa.
Parecerá una tontería, pero en estos tiempos que corren, de prisas, deprisa, me ha alegrado el coincidir con gente de mi pasado. ¿Recuerdas aquella noche en la cabaña del Turmo?






 
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